LO QUE PIDES A LA VIDA...

     Tiene usted en sus manos los recursos para asumir totalmente la dirección o el gobierno de su vida. Tiene la capacidad de formar las representaciones internas y de producir los estados que conducen al éxito y al poder. Existen ciertas experiencias que una y otra vez lanzan a las personas a estados de desvalimiento; son como despeñaderos en el camino, rompientes en la costa, donde muchos se estrellan. Otras experiencias son como trabas que no permiten desarrollar la plenitud de las posibilidades.

     No hace mucho estuve en Boston. Una noche, después de dar una conferencia, salí a pasear por Copley Square. Contemplaba los edificios, que van desde los modernos rascacielos hasta las reliquias tan antiguas como los Estados Unidos, cuando vi que se acercaba un hombre con paso inseguro y tambaleante. Por su aspecto, llevaba semanas durmiendo en la calle; apestaba a aguardiente y parecía no haberse afeitado desde hacía varios meses.

     Me figuró que se acercaba a mendigar. Mi pensamiento fue como un imán. El tipo se detuvo delante de mí y dijo: 

-Oiga, no tendría un cuarto de dólar que prestarme?.

    Al principio me pregunté si sería oportuno premiar su conducta. Luego me dije que preferiría aliviar su situación. En cualquier caso, un cuarto de dólar no supondría mucha diferencia, así que decidí darle al menos una lección. -Un cuarto?  No quieres nada más que un cuarto? 

Y él respondió: -Sólo un cuarto.

Con que eché mano al bolsillo, saqué un cuarto y se lo di, diciendo:

-La vida te pagará  cualquier precio que tú pidas.

El individuo se quedó atónito y luego se alejó andando de espaldas.

   Mientras le contemplaba, me quedé‚ pensando en las diferencias entre los que triunfan y los que fracasan.

   Pensé: en qué nos diferenciamos él y yo?  Acaso se debe a que yo haya tenido la suerte de hacer lo que quiera, donde, cuando, con quien y siempre que quiera? En cambio él, a sus sesenta años de edad -eso aparentaba-, vive en la calle y pide limosnas de veinticinco centavos. Acaso Dios bajó y dijo: Robbins, has sido bueno, y voy a premiarte con la vida que siempre soñaste? Ni por asomo.  Acaso nací con recursos o ventajas superiores? No lo creo. En ocasiones lo pasé‚ casi tan mal como aquel tipo, aunque no llegase a beber tanto ni a dormir en la calle.

    Creo que parte de la diferencia estaba en la contestación que le di: la vida te pagará  cualquier precio que tú pidas.

   Pide un centavo, y sacarás eso y nada más. Pide alegrías y éxitos soñados, y eso obtendrás también. Mis estudios me han convencido de que cuando uno aprende a dirigir sus estados y  a dominar su comportamiento, puede conseguir cuanto se proponga. Sepa lo que quiere pedirle a la vida, y tenga la seguridad de obtenerlo.



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