LOGRAR UN EQUILIBRIO
El Ejército de los Estados Unidos ha descubierto después de varias pruebas que hasta hombre jóvenes -endurecidos por años de entrenamiento militar- pueden marchar mejor y resistir más tiempo si se quitan la mochila y descansan diez minutos cada hora. Por lo tanto el Ejército los obliga a hacerlo.
Nuestro corazón es tan astuto como el Ejército de los Estados Unidos. El corazón bombea sangre por todo el cuerpo cada día en cantidad suficiente como para llenar un tanque de ferrocarril. Usa tanta energía cada veinticuatro horas como para palear veinte toneladas de carbón a una plataforma de sesenta centímetros de alto. Realiza esta increíble cantidad de trabajo durante cincuenta, setenta y tal vez noventa años.
Cómo puede tolerarlo? El doctor Walter B. Cannon de la Harvard Medical School me lo explicó así. Me dijo: "La mayoría de la gente cree que el corazón trabaja todo el tiempo. Pero en realidad, existe un claro período de descanso después de cada contracción. Cuando late al moderado ritmo de setenta pulsaciones por minuto, el corazón en realidad trabaja nueve horas cada veinticuatro. Una vez sumados, los períodos de descanso representan un total de quince horas por día."
Durante la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill, desde los sesenta y tantos años hasta los setenta y tantos, podía trabajar dieciséis horas por día, año tras año, dirigiendo el esfuerzo de guerra del Imperio Británico. Un récord fenomenal.
Su secreto? Trabajaba en la cama todas las mañanas hasta las once, leyendo informes, dictando órdenes, haciendo llamadas telefónicas y manteniendo importantes conversaciones. Después del almuerzo volvía a la cama otra vez y dormía durante una hora. Al atardecer se iba nuevamente a la cama y dormía un par de horas antes de cenar a las ocho. No curaba la fatiga. No tenía que hacerlo. La prevenía. Como descansaba con tanta frecuencia, estaba en condiciones de seguir trabajando, fresco y en buen estado hasta bien pasada la medianoche.