PON UN TIBURON EN TU VIDA
Ésta es la historia de cómo las empresas de pesca japonesas consiguieron abastecer a la población de pescado fresco (¡y con sabor a pescado fresco!), aunque tuvieron que pescarlo en aguas muy lejanas. Todo empezó cuando las aguas cercanas a Japón dejaron de producir peces suficientes para cubrir la demanda interna. Entonces, las compañías pesqueras invirtieron en barcos más grandes que iban a pescar muy lejos. Pero cuando el viaje de vuelta duraba más de lo normal, el pescado al llegar no estaba tan fresco. Así que eso no resolvió el problema.
La siguiente tentativa fue instalar congeladores en los barcos. Así, al menos teóricamente, cada viaje sería mucho más productivo, pues los pesqueros irían más lejos y podrían permanecer en alta mar mucho más tiempo. Pero, en la práctica, eso tampoco funcionó, porque el sabor del pescado fresco seguía siendo mucho mejor que el del congelado y hacía que el precio del pescado congelado cayera en picada.
¿Y si los peces llegasen vivos? ¡Fue una idea preclara! Las compañías pesqueras instalaron inmensos tanques en sus barcos y mantenían en ellos a los peces durante el tiempo que permanecían en alta mar. Pero en la práctica había demasiados peces… Con los tanques repletos, los peces dejaban de debatirse y se quedaban quietos durante días, con lo que la carne perdía el sabor. Resultado: eso tampoco funcionó, porque ningún japonés apreciaba la carne sosa de ese pescado.
Creerás que es un problema sin solución y que los japoneses tuvieron que acostumbrarse al sabor del pescado que llegaba en los tanques. Quizás, incluso, hayas encontrado similitudes con alguno de los problemas con los que has aprendido a convivir porque pensabas que no los solucionarías nunca, ¿no es cierto? Pero no fue eso lo que ocurrió en Japón. Encontraron una solución.
Las compañías pesqueras continúan metiendo los peces en tanques, pero meten, también, un tiburón. Sí, ¡un tiburón! Un tiburón, en este caso, no es sólo un tiburón, es un desafío constante para los peces. Y aunque se coma algunos, la mayoría de los peces llegan vivos. ¡Y muy vivos!
¿Qué tal, entonces, aceptar el desafío y poner el tiburón en tu vida?
Los problemas nos mantienen vivos para poder acometer nuevos proyectos. Por favor, no esperes mucho tiempo para empezar.
Lair Ribeiro
“La comunicación inteligente”