Principio 7: Apagón sensorial.
La capacidad para retardar el comienzo del apagón sensorial mejora- rá notablemente la habilidad para tomar decisiones y desempeñar- nos bajo presión.
Cuando la presión se acumula, virtualmente nos apagamos y nuestra conciencia se estrecha a una pequeña ventana. Esto es de gran ayuda cuando estamos ante un peligro inminente y nuestro cuerpo necesita emplear todos sus recursos para afrontar ese problema, -correr por tu vida, salir de la trayectoria de ese vehículo que viene-, pero nos inhibe cuando nos desempeñamos en las instancias en que percibimos una amenaza.
Se puede analizar comportamientos en situaciones de presión cuando se estudia a los pilotos de aviones. Cuando hay presión hay 3 elementos clave que se requieren para lograr un nivel alto de conciencia:
· Conciencia del entorno
· Habilidad para tomar decisiones, a menudo en una situación hostil e impredecible acompañada de un trastocamiento de las expectativas.
· Destrezas funcionales.
¿De qué manera el piloto en entrenamiento mejora su conciencia y eficiencia bajo presión?
En primer lugar, es una cuestión de familiaridad con la presión, por eso pasan tanto tiempo en los simuladores trastocando expectativas. La única manera de acostumbrarse a la presión de las expectativas trastocadas consiste en estar de manera continua en entornos impredecibles.
Los cambios de expectativas se utilizan para incrementar la presión y poner a prueba la conciencia. Los oficiales de entrenamiento crearon situaciones mucho más exigentes que las que podían encontrarse en una operación real. Se practica estando fuera de la zona cómoda.
En segundo lugar, se demostró que cuando hay altos niveles de presión, es necesario también un muy buen estado físico. La capacidad para tomar decisiones y la habilidad de ejecutar destrezas con efectividad se reducen a medida que la frecuencia cardíaca aumenta en pulsaciones por minuto.
Menos frecuencia cardíaca, más capacidad de tomar decisiones. El ejercicio que reduce el estrés (caminata vigorosa) y una rutina regular/estructurada semanal nos elevarán el ánimo y a la auto-estima.
No podemos subestimar, entonces, la importancia de la buena condición física. Las personas en buena forma, con frecuencias cardiacas en reposo más bajas, tardan más en llegar a la zona que afecta de manera adversa la tarea que emprenden. Son capaces de tomar mejores decisiones bajo fatiga y presión.
Para controlar la frecuencia cardíaca es importante volver más lenta la respiración, asimilar oxígeno y reducir las pulsaciones.
Mientras hablamos de la influencia del cuerpo sobre la mente, vale reiterar la importancia de la postura. Cuando estamos bajo presión tendemos a encogernos- recordemos a las personas en un atascamiento de tránsito, inclinadas sobre el volante-. El apagón sensorial nos vuelve menos conscientes de lo que hacemos. Por lo tanto, cuando estamos estresados con una postura encogida y un lenguaje corporal pobre, probablemente ni siquiera nos damos cuenta de ello.
Al adoptar una postura de mando, expandirnos, nos traerá muchos beneficios. Cuando adoptamos esa postura ampliamos la percepción de lo que hacemos y, en consecuencia, combatimos los efectos del apagón sensorial. La postura bien erguida, con los pies arraigados en el suelo, os brindará una sensación más fuerte de control sobre el entorno, en vez de percibir que el entorno nos controla, y de esta manera sentiremos mayor confianza frente al desafío que nos toca. Mejor postura de mando agudiza la conciencia y la percepción del entorno.
En tercer lugar, hay que hablarse a uno mismo con frases es una ayuda extraordinaria para el desarrollo. Las voces de los pilotos que se entrenan quedan grabadas en los simuladores y luego son analizadas no sólo por lo que dicen sino cómo lo dicen. El hecho de sentirse obligados a mostrar control en la voz –muy parecido a mostrarse confiado en el lenguaje corporal- los hace sentir en control, como una expectativa autocumplida.
Comentar lo que hacemos en tiempo real aumenta la concen tración y crea la sensación de que el tiempo se relentiza, lo cual permite adelantarse al próximo evento en lugar de solamente reaccionar ante él. Repetir, por ejemplo, “espejo, señal, maniobra” para un conductor novato que padece estrés cuando maneja por primera vez en una ruta atestada puede ser muy útil para reducir los efectos del apagón sensorial: anclar sus pensamientos y recordar lo que necesita hacer. Al hablar en público, por ejemplo, una secuencia “notas, audiencia, hablar” describe lo que suele ocurrir de manera implícita, pero cuando sufrimos un apagón sensorial, cuando parece que no podemos reconocer ni un solo rostro de la multitud y la visión viaja como por un túnel sola hacia las notas, puede
ser útil tomarse un momento para recordar la secuencia: “levantar la vista, ver las notas, hacer contacto visual con alguien del fondo de la sala y entonces hablar”.
En conclusión, nuestro desafío consiste en implementar estos factores para ayudarnos a retardar el apagón sensorial, que nos puede debilitar cuando necesitamos más que nunca nuestro sano juicio. Cuando mayor sea la conciencia, más capaces seremos de retardas sus efectos, mediante la adopción de una postura de mando para manejar el impacto físico de la ansiedad; mediante el habla con uno mismo –en la mente o en voz alta- para ayudar a mantener la con- centración; mediante la elaboración de una secuencia de estratos menos decisivos del desempeño pero que necesitamos tener en cuenta incluso bajo cohersión; haciendo lo mejor para mantener la frecuencia cardíaca baja, aunque implique ir más allá durante la preparación, conservarse en forma mediante ejercicios regulares o simplemente realizar respiraciones profundas y controladas para tomar más oxígeno y calmarnos antes de llegar al entorno que nos toca vivir.
El principio de la presión.
Dave Alfred.